Aparentemente nada ha cambiado en Casa Montaña desde su fundación en 1836.
Sigue siendo un lugar de encuentro, que nos abre la puerta a un universo de sensaciones.
En 1861 se produce el primer relevo generacional en el negocio, y Casa Montaña es heredada por Ramona Montaña Romeu, hija de los fundadores.
En 1880 se acometió la reforma de la barraca original, dando lugar al edificio de fachada actual.
El matrimonio Omedes – Doménech compró Casa Montaña por 10.000 pesetas en 1907.
María Pérez, viuda del bisnieto de los fundadores, se hizo cargo del local hasta 1960.
Ese mismo año Casa Montaña era traspasada a Enrique Guerra, que sólo regentó el establecimiento durante dos años.
La propiedad de la histórica bodega volvería a cambiar de manos en septiembre de 1962, siendo traspasada al matrimonio formado por René Soriano March y Juana María Reus March.
En 1991 un nuevo traspaso dejaría el control del negocio al cargo de Santiago Polo García, pintor de profesión.
Finalmente, en 1994, Casa Montaña fue de nuevo traspasada y recayó en manos de Emiliano García Domene, actual propietario de la misma e impulsor definitivo de la tradición enológica y gastronómica que marca la solera y la personalidad única de esta histórica bodega de la ciudad de Valencia.
En el año 2006, Alejandro García Llinares, hijo de Emiliano García e Ingeniero de profesión, se incorpora al negocio, asegurando el relevo gerencial y la renovación necesaria que define a esta casa.
En el 2017, María García Llinares, hija menor de Emiliano y hermana de Alejandro, se suma al proyecto, dando cuenta de que modernidad y tradición viven en perfecta conciliación.